viernes, septiembre 26, 2008

¡PEPE EL TORO NO HA MUERTO!

Armando Ramírez
Chilanguerías
25 de septiembre de 2008

¡Pepe el Toro no ha muerto!

La neta, la neta, el ese José A. Zambrano, mejor conocido por la tropa nacional e internacional de la ondas hertzianas como El Panda, jijo de la no sé que tanto y cuando y a qué horas, es un genio de la radiofonía.

Escucharlo las tardes-noches en su programa de radio es asistir al carnaval de cómo somos muchos jijos de la república y allende las fronteras y qué tan cotorros y despapayosos nos pintamos y qué valores positivos y negativos tenemos.

Y es que se escucha en Ecatepec, Neza, Tepis, Aragón y demás colonias populares del altiplano o en muchas partes de la república, y cruzando el río Bravo. Si un alienígena o marcianito qusiera saber cómo somos un gran número de mexicanos, ahí, con el Panda Show, está la neta.

Quién puede decir “así no somos”, cuando se escucha a una señora ponerle un cuatro a su viejo gandalla y salen a relucir todas las debilidades y virtudes de machín. Como aquel tipo que no aguantó la broma de su vieja y se calentó de tal manera, que el radioescucha se quedó pensando: “A esta señora en la noche le va a tocar una santa mandarinita, por bromista y querendona”; o el novio idiota que rediofónicamente le pone el cuerno y el bato no sabe ni qué decir, le suda el cicirisco y se le arruga la dona, pero al final cuando se descubre la broma, a ellos, a los novios y a los radioescuchas hasta las lagrimitas de cocodrilo se les salen, porque en el fondo sí se querían, aunque se le haya aflojado el mastique, cuando sintió que la amada había aflojado con otro chango.

O cuando se habla de los embarazos de las chavitas y las mamás tragan camote; o las deudas entre familiares o herencias, y ni qué decir de las bromotas desde los carnalazos que se la andan rifando en el gabacho y a través de esas bromas se demuestran los lazos de unión tan fuertes que los sostienen para darle al camello en California, Chicago o etcétera.

Y los dramas de la gente a punto del infarto casi como si fuera una película de Pedro Infante, donde se escuchan hasta los gritos de: “El Torito está muerto” o “Pepe El Toro no ha muerto” o La Chorreada y el Pepe se dan el besito mordelón, no manchen, con El Pandita, ahí los que hablan se encueran y los radioescuchas nos proyectamos, para hacer la crónica sentimental, humana, popular, despapayosa de cómo somos un buen de mexicanotes, donde El Peje, el legítimo, la Chachalaca, el Manlio, la Profe, el Peñita, la Jefa, el Carnal, el Hombrecito y demás grillos, a lo mejor podrían normar su criterio y saber cuáles son los sentimientos, las necesidades sociales, de salud, cariño, económicas, fe, de gran parte de la gente de este país.

Aquí El Pandita, sin ser Octavio Paz ni qué ocho cuartos, desnuda mucho del carácter del mexicano y ahí sobresale un rasgo, de qué se ríe el mexicano, digo, esos pandosos, qué tanto es tantito...

Cortesia de eluniversal.com.mx

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